sábado, 1 de enero de 2011

Problemas urinarios





El mecanismo normal de micción (orinar) es sumamente complejo. Interviene el sistema nervioso vegetativo, simpático y parasimpático, asi como el sistema nervioso motor a través de los músculos abdominales. Siendo la micción una necesidad fisiológica pero a su vez un hecho social que debe efectuarse en el momento y lugar apropiados, la corteza cerebral ejerce un riguroso control.

A su vez cada uno de los sistemas funciona en base a mecanismos de información y respuesta que permiten un accionar coordinado y efectivo. La información puede sufrir interferencias y llegar en forma anormal o no llegar a los centros cerebrales y medulares.

Cuando algunos de los sistemas involucrados en el acto de orinar falla, aparecen diversos síntomas, como micción urgente, micciones frecuentes de escaso volumen, micción nocturna que interrumpe el sueño, incontinencia, micción dolorosa (pujos y tenesmo vesicales).

Los trastornos urinarios son una de las formas que el organismo posee para expresar un desequilibrio, una disarmonía, una pérdida del orden vital. Ese orden natural tendiente al estado de salud, por alguna razón se ha perdido. Para que la función de orinar se mantenga sana, el organismo debe estar saludable.

Las estructuras orgánicas requieren nutrientes, agua, oxígeno y eliminación de los productos de desecho; para todo esto es necesario un sistema circulatorio eficiente regulado a su vez por un sistema nervioso vital.

Todos los sistemas deben funcionar en forma armoniosa. Ese equilibrio saludable es mantenido mediante información transportada por el sistema nervioso vegetativo hacia el cerebro y éste en base a los datos acumulados y procesados envía inmediatamente sus respuestas al resto del organismo. Factores irritativos persistentes pueden alterar la función normal del sistema nervioso y causar enfermedades.

La causa de estos trastornos funcionales habitualmente es una irritación del sistema nervioso ocurrida con anterioridad (meses, años), en cualquier lugar del organismo, que finalmente interfiere la capacidad de autoorganización natural.

Esa irritación se mantendrá en la memoria del cuerpo hasta tanto no sea corregida mediante tratamiento adecuado. Una cirugía, un traumatismo, emociones fuertes, un proceso inflamatorio acontecidos en el pasado pueden constituir la irritación inicial y causal de todo el problema actual. Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando.

Una gripe, una cirugía, una caída, un problema emocional o el estrés pueden representar el desencadenante en un sistema sobrecargado por otras irritaciones. La incontinencia y demás trastornos urinarios, en general, representan el resultado de un proceso.

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